Autocuidado. Tipos y prácticas para el día a día.
Cuando pensamos en autocuidado o selfcare lo más probable es que pensemos en el cuidado físico, en cuidar nuestra alimentación, en hacer más ejercicio o en beber más agua.
Claro que cuidar de nuestro cuerpo es una de las formas más fundamentales de cuidarnos pero es sólo una forma de hacerlo.
¿Has notado que cuando haces cualquier actividad, por más pequeña que sea y que involucre cuidarte, mimarte o consentirte inmediatamente sientes una sensación de bienestar? Puede ser algo tan simple como oler tu olor favorito, hacer un ritual de cuidado de tu piel, tomarte un té o ir a la peluquería. Cuando hacemos estas cosas le enviamos un mensaje a nuestro cerebro de “Hey, yo me preocupo por ti” y automáticamente el cerebro nos devuelve el favor con serotonina y sensación de felicidad.
Normalmente esos momentos son tuyos, muy tuyos. Y es muy importante que puedas tenerlos durante el día.
No existe una fórmula mágica, y lo que quizás funcione bien para alguien, para otro sea una pesadilla pero lo importante es lograr sacar el tiempo necesario para hacer eso que sientes te alimenta, por dentro y por fuera.
Mucho se habla de lo importante que es cuidarse pero, ¿qué es realmente el autocuidado?, ¿cómo se puede incorporar en nuestras vidas?, ¿es algo que se hace diariamente?, ¿es egoísta? La verdad es que el autocuidado puede estar detrás de pequeños y simples actos y hábitos que lo que hacen es hacernos sentir mejor. No es egoísmo, de hecho, es la manifestación más genuina de amor. Amor propio. El autocuidado es hacer esas cosas que te hacen sentir más tú. Es cuidar de lo más importante: tú.
Existen muchas formas de autocuidado:
Autocuidado Físico: no necesariamente tiene que ver con ejercicio intenso. La clave del autocuidado es que tienen que ser cosas que disfrutes y le hagan que tu cuerpo se mueva, que tus articulaciones despierten, que tus músculos se fortalezcan. El movimiento, incluso gentil, se recibe interiormente como si fuese un masaje a nuestros órganos y a nuestros tejidos. En esta forma de autocuidado también entra la alimentación. Realmente nutrir tu cuerpo con alimentos que le hagan bien. Y si, también incluye ese helado que a veces necesitas y te diría que entra también en el autocuidado mental.
Prácticas: Yoga, Pilates, salir a caminar, correr. Comer más frutas y vegetales. Bailar tu música favorita. Moverte al ritmo de esa canción que te hace feliz.
Autocuidado Intelectual: este tipo de autocuidado tiene que ver con hacer cosas que te alimenten mentalmente y, al mismo tiempo, representen un desafío para ti.
Prácticas: hacer un rompecabezas, leer un libro, aprender una nueva receta, practicar un idioma.
Autocuidado Social: somos seres sociales y, si bien es cierto que, disfrutar de nosotros mismos es muy importante, las conexiones humanas y las relaciones interpersonales saludables también lo son.
Prácticas: más tiempo con las personas que amas, abrazar, reír, una buena conversación, reconectar con esa persona, un café contándole los detalles a tu mejor amiga, salir a comer con tus personas favoritas.
Autocuidado Emocional: se trata de conectar más contigo misma y con tus emociones. Reconocer qué estás sintiendo y qué es lo que eso está causando dentro de ti. De esta forma comienza el despertar de la consciencia y, definitivamente, la inteligencia emocional.
Prácticas: practicar mindfulness, pintar un mandala, escribir un diario, preguntarte constantemente: ¿Cómo estás? ¿Qué sientes?
Autocuidado Espiritual: no necesariamente tiene que ver con alguna religión o creencias espirituales (aunque por supuesto que puede tener que ver con algunos) pero la idea es que todos vivimos dentro de nuestros propios rituales, nuestros hábitos, nuestras rutinas que se convierten en nuestra espiritualidad, nuestra verdadera esencia. Alimentala.
Prácticas: tener un diario de gratitud, meditar, rezar, practicar pranayama, mindfulness, comer conscientemente realmente llevando la atención a los nutrientes que estás llevando a tu cuerpo, tu templo.
Autocuidado Sensorial: ¿A quién no le gusta de repente oler su olor favorito e inhalar profundamente? Este tipo de autocuidado se trata de consentir tus sentidos. Cuida de tu vista disfruta de los colores del atardecer o regalate una sesión de masajes.
Prácticas: oye tu música favorita, enciende una vela aromática, cómete ese trocito de chocolate, aprende a darte automasajes, cuando llueva sal por la ventana a oler el olor de la lluvia.
Entonces, ¿qué es el autocuidado?
El autocuidado es oír tu canción favorita, es mover tu cuerpo, es tomarte un café a solas o en la compañía que elijas, es salir a dar un paseo, pararse a oler las flores de una floristería y regalarte un ramo de flores de ti, para ti.
El autocuidado es desconectar, para conectar.
El autocuidado es disfrutar de la simplicidad de algunos momentos que, de repente, te hacen sentir que todo está mejor aquí, en ese preciso instante.
El autocuidado es dedicarte tiempo, experimentar nuevas actividades, disfrutar de una tarde tranquila en tu sofá o en una montaña. El autocuidado también es estar a solas, disfrutar de estar a solas y sentirte más tú. El autocuidado también es saber decir que no, si no quieres.
Antes de terminar, recuerda:
- Si te hace sentir mal, no lo hagas.
- La forma en la que te hablas importa, y mucho.
- Decir que no también es una forma de autocuidado.
- Pero tampoco tengas miedo de decir que sí.
- Querer siempre complacer a los demás es una ilusión de la que solo sentirás cansancio.
- Aléjate de las personas negativas.
- Enfoca tus energías en el escalón que tienes enfrente y no en toda la escalera.
- Pensar es importante. Pensar demasiado destruirá tu felicidad.
Rosanna.