
El Botón de Pausa
¿Qué es un botón de pausa?
Son esas cosas que hacemos cuando necesitamos un tiempo para nosotros mismos. Esas cosas que nos devuelven al centro, que nos dan paz y que nos ayudan a volver a ver las cosas con perspectiva. Es casi un reinicio de fábrica. Es como cuando apagamos un aparato y lo volvemos a encender esperando que esté mejor.
Para muchos de nosotros la vida lleva un ritmo que, por lo general, parece ir más rápido de lo que vamos nosotros. A veces se siente como uno de esos videojuegos donde el jugador va pasando por niveles, resolviendo tareas, misiones, afrontando desafíos y corriendo de un lado a otro. Por suerte (mucha suerte) nosotros no dependemos de nadie más para que apriete el botón de pausa. Por suerte, nosotros mismos podemos darnos esa pausa.
Me gustaría compartir contigo mis botones de pausa, quizás algunos de ellos te funcionen, quizás te den ideas de tus propios botones, quizás ya los tengas claros. Lo importante es que de vez en cuando, nos acordemos de activarlos. Todos tenemos nuestros propios botones de pausa.
1. Medita. Medita al menos 20 minutos al día.
La meditación tiene innumerables beneficios y está recomendada para desde bajar los niveles de ansiedad como hasta para aumentar los niveles de creatividad. Pero uno de sus beneficios más importantes, para mi, es que nos permite dedicarnos, al menos por 20 minutos, sólo a nosotros mismos. Cuando decides meditar normalmente es una de esas actividades que haces sólo, sin llamadas, sin distracciones, sin teléfono, sin tv, sin nada más que nosotros mismos. Es nuestro tiempo fuera.
La meditación no sólo calma los flujos de nuestros pensamientos sino que también nos ayuda a entender que cualquier cosa que nuestra mente nos mande, cualquier preocupación o pensamiento, todo es temporal. Nos enseña que, a veces, no importa que tan urgente parezca algo, o que tan ocupados parece que estemos siempre podemos tener un momento en el que aunque podamos hacer una respiración profunda que nos aleje (un poquito) de nuestros problemas.
Hay una frase muy poderosa que dice:
"Si no tienes tiempo de meditar durante 20 minutos, entonces necesitas una hora".
2. Descansa. Planea periodos de descanso.
Normalmente es muy difícil irse a dormir sintiendo que terminamos todo, exactamente todo, lo que teníamos que hacer. Siempre parece quedar algo pendiente, alguna tarea, alguna diligencia, compra, llamada, mensaje, correo, visita. Y esta sensación hace más difícil poder priorizar tus tiempos de descanso (y no me refiero a las horas de sueño, me refiero a las horas de no hacer nada más que descansar o cosas que te guste hacer).
La mejor manera de realmente asegurarnos de poder tener estos momentos es planeándolo. Es como una cita contigo mismo. Ve al cine, a dar un paseo, a una clase de yoga, o quizás simplemente quedarte en casa cocinándote algo, leyendo, escuchando música. Son cosas que realmente nos gusta hacer pero a veces sentimos que no tenemos tiempo de hacer. Si lo organizamos, nos hacemos la vida más fácil.
3. Espiritualidad. Encuentra tu espiritualidad.
Reza, medita, haz yoga, tomate un té, haz jardinería, vete a dar un paseo largo. Lo que sea que para ti funcione. Encuéntralo y utilízalo en los momentos que más lo necesites. Para mi, repetir mantras en momentos de estrés me ayuda a reconectar con la situación desde una perspectiva de más consciencia. Respirar profundamente y hacer algunos ejercicios de respiración me hace apretar el botón de pausa. La espiritualidad no se trata sólo de religión. Nosotros somos nuestra propia espiritualidad.
4. Desconectar para conectar. No todo tiene porque ser productivo.
En un mundo donde todo parece ir tan rápido y donde constantemente tenemos la sensación de ir contrarreloj, es importante que nos recordemos a nosotros mismos que no siempre y no todo tiene que ser productivo. Actualmente le damos tanto valor al estar ocupados y a la eficiencia que olvidamos el verdadero motivo de la vida: pasárnosla bien, crecer como personas y disfrutar, disfrutar, disfrutar.
Esto por supuesto no significa que no tengamos metas, ganas de alcanzar sueños y un sin fin de posibilidades. Pero tampoco significa que tengas que estar ocupado las 24 horas del día. Descansar no sólo es importante sino que es fundamental para nuestra salud, para reparar nuestro cuerpo, para regenerar nuestras neuronas.
Intenta de vez en cuando decirte: "Sabes que? Hoy me voy a quedar a descansar". Supera ese estereotipo que nos han metido en la cabeza que glorifica el estar siempre ocupado. Este es quizás uno de los puntos donde más necesario es apretar el botón de pausa y mover de primero en tu To-Do List el desconectar y descansar.
5. Haz cosas por ti. Cuídate.
Haz cosas por ti, cosas que te hagan sentir mejor, cuida tu cuerpo, aliméntate bien, toma agua, come frutas, llena tu cuerpo de vitaminas. Sal a dar un paseo. Para mi particularmente caminar no es una de mis actividades favoritas pero paradójicamente cuando lo hago me siento muy bien. La actividad física, a parte de cuidar de tu cuerpo, libera endorfinas y hormonas de la felicidad. Comer bien, cuidar de ti y de tu cuerpo genera una sensación de bienestar.
6. Recupera tu espacio. Sepárate de ti y de la situación un momento.
Imagínate el mar. Ahora imagínate ese mismo mar con olas muy revueltas, con la marea alta y con mucha espuma. ¿Crees que podrías ver el fondo? Ahora imagínate un mar tranquilo, con aguas cristalinas, con olas suaves y pausadas.
Así, igual, es nuestra mente. Mientras esté revuelta, agitada y movida será imposible ver las cosas con calma. Mientras que cuando el agua se calma ahí sí que podemos ver las cosas desde otra perspectiva. Cuando te encuentres en una situación de estrés trata de separarte un momento, respirar, ver otra cosa, dar un paseo, salirte de la habitación. Esto hará que veas las cosas desde otro punto de vista y sobretodo con las ideas más claras. Es por eso que siempre dicen que no es bueno tomar decisiones con emociones fuertes, todo se ve más tecnicolor.
7. Mantén tus rutinas. Sobretodo las que te tranquilizan.
Muchas veces un simple baño caliente puede ayudar a despejar la mente. Hay rutinas que, por ejemplo, hacerlas antes de dormir nos ayudan a tener un sueño más reparador. No utilizar el teléfono una hora antes de dormir, no ver noticias antes de acostarte, una taza de té, leer un libro de verdad, encender velas, humidificador, escribir en tu diario de gratitud. Establece estas rutinas para entrenar a tu cerebro que en cuanto comiences a hacerlas estás entrando en una fase de bajar revoluciones y tranquilidad. Repítelas, repítelas y repítelas.
Piensa en esas cosas que te hacen desconectar y conscientemente conviértelo en tus botones de pausas. Todos tenemos uno. Encuentra el tuyo y utilízalo cada vez que lo necesites.
Rosanna