Rosanna Yoga

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Como la Respiración Consciente es Hacer Yoga

La respiración afecta directamente nuestras emociones. La respiración es reflejo de nuestros pensamientos y preocupaciones y, aún así, la gran mayoría de nosotros no respiramos correctamente.

Algunos llegamos incluso a respirar sólo con una tercera parte de la capacidad total de nuestros pulmones.

Es probable que en algún momento de tu vida hayas sentido el vínculo que existe entre nuestras emociones y nuestra respiración. Es probable que en algún momento de tu vida te haya pasado algo que hiciera que tu respiración se acelerara, se volviera rápida o incluso que te pasara algo que hiciera lo que comúnmente conocemos como: dejarnos sin aliento.

Cuando estamos tranquilos nuestra respiración es tranquila, profunda, suave. En cambio, cuando estamos ansiosos, preocupados, o sentimos miedo, nuestra respiración se acelera, se vuelve arrítmica, superficial, rápida. Quizás te has dado cuenta o quizás no, pero incluso cuando intentamos recordar algo o suena una canción que no recordamos su nombre y nos concentramos en su sonido nuestra respiración se detiene durante algunos segundos.

Eso sí, es un proceso completamente bilateral. Así como nuestros pensamientos y emociones afectan nuestra respiración, nuestra respiración, a su vez, influye directamente en todo nuestro cuerpo y nuestra mente y es por eso que desde el principio de la tradición yogui se comenzó a estudiar la energía vital y la relación que existía entre la respiración y nuestro cuerpo.

Cuando inhalamos y exhalamos correctamente todo nuestro sistema, bien sea nervioso, digestivo, muscular, cardiovascular, circulatorio, endocrino e inmunológico, funciona mejor.

Es curioso que la respiración sea uno de los actos más involuntarios que tenemos y aún así sea el más vital. Sin ella, literalmente no podríamos vivir y es muy curioso cómo lo hacemos sin siquiera darnos cuenta pero por otro lado cuando sí nos damos cuenta y tomamos consciencia de nuestra respiración y de nuestra relación con ella, pasan cosas increíbles y sobretodo comienza el yoga.

Cuando hacemos de nuestra respiración un acto consciente sucede uno de los principios fundamentales de la práctica del yoga: la concentración. Este principio básicamente es una de las razones por las que muchas de las meditaciones guiadas o tradicionales se basan en la atención plena a los ritmos de la respiración.

Respirar consciente y totalmente concentrados en el acto nos lleva automáticamente al momento presente. Nos hace conscientes de nuestro entorno, de las sensaciones de nuestro cuerpo, nos hace conscientes de nuestro interior y al mismo tiempo nos ayuda a acercarnos al silencio interior y a calmar nuestros pensamientos conectándonos con ese universo que todos llevamos dentro.

Al ser la respiración un acto involuntario nuestro cerebro lo hace utilizando siempre los mismos mecanismos y de forma automática pero cuando llevamos nuestra atención a nuestra respiración activamos una parte de nuestro cerebro que es más sofisticada y deja de ser un acto involuntario convirtiéndose en un proceso voluntario y por tanto se convierte en una actividad mental.

Cuando comienzas a respirar conscientemente, comienzas a hacer yoga. Cuando comienzas a respirar conscientemente, llevando tu atención a cada inhalación y a cada exhalación, estás haciendo yoga.

Para hacer esto sólo y exclusivamente tienes que llevar tu atención a cada movimiento de tu cuerpo, a cada inhalación. Solo tienes que concentrarte en como el aire entra por tu nariz y hace todo el recorrido hasta tus pulmones y luego tu cuerpo siente la necesidad de exhalar ese mismo aire.

Sin necesidad de controlarla, sin necesidad de querer cambiarla, sin necesidad de hacer nada. Simplemente concentrándose en el ciclo natural de tu respiración. Esto automáticamente te llevará al momento presente, esto automáticamente se convierte en meditación.

A medida que vamos creciendo comenzamos a alterar el ciclo natural y tranquilo de nuestra respiración. Se suman a nuestras vidas las preocupaciones, ansiedad, anticipación, situaciones y desafíos que hacen que nuestro cuerpo entre en tensión y, queramos o no, se crean a nuestro alrededor un sin fin de mecanismos de defensa que sólo intentan protegernos del mundo pero que, al mismo tiempo, hacen que acumulemos presión en nuestro cuerpo y esta presión, tensión, rigidez nos impide respirar profundamente.

Es muy normal para nosotros como adultos respirar de forma superficial, arrítmica e incluso por la boca. Esto quiere decir que por lo general utilizamos sólo la parte alta de nuestros pulmones y no alcanzamos la totalidad de nuestra capacidad pulmonar. Esto trae como consecuencia síntomas como la fatiga, el cansancio, dolores de cabeza.

Al respirar con toda nuestra capacidad pulmonar, de manera profunda y calmada, toda la tensión que especialmente se suele acumular en nuestros hombros, cuello y mandíbula, se relaja. Nuestro cuerpo en general libera tensión, nuestra mente se despeja, nos sentimos más calmados, estables, quietos.

Incluso el mismo acto de abrir el pecho para respirar mejor y más profundamente tiene una connotación muy bonita. Simbólicamente es como si representara que nos abrimos al mundo, nos abrimos a las cosas buenas, nos hacemos grandes e inmediatamente sentimos esa energía poderosa que nos hace sentirnos mejor luego de una respiración profunda.

Inténtalo, intenta incorporar esta atención en algunos momentos de tu día a día. Lo bueno de la respiración consciente es que puedes hacerla en cualquier momento y en cualquier lugar.

A veces, sólo hace falta detenerse un momento, respirar profundamente y continuar.

Rosanna.