Rosanna Yoga

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Mi Diario de Gratitud

Para mi, escribir es algo terapéutico. Es como sentarme conmigo misma a conversar y a contarme qué me pasa, qué siento, qué pienso. Escribir calma mis pensamientos, me da claridad y sobretodo serenidad. No todos los días tengo tiempo de hacerlo y quizás es por eso que este pequeño Diario de Gratitud hace que sea más fácil de encontrar, así sea un momento, para plasmar ahí lo que me hizo sentir bonito durante el día.

Desde hace un tiempo comencé a practicar la gratitud como si de una disciplina se tratara. Cada día intento mentalmente estar muy atenta a esas pequeñas (o grandes) cosas que me hacen sentir agradecida. Hay días en los que realmente se me hace muy difícil pensar en algo o días en los que de verdad siento que no tengo nada que agradecer porque tuve un día difícil o porque me pasó algo que no entiendo. Pero gracias a esta práctica descubrí que siempre, siempre, siempre hay algo por más pequeño que sea que me hace sentir agradecida. El “simple”, y no tan simple a la vez, hecho de tener la oportunidad de despertar cada día debería ser mi motivo número uno para siempre tener algo por lo que agradecer.

Practicar la gratitud es una manera de practicar la consciencia. Este tipo de diarios permiten concentrar nuestra atención en las cosas buenas de nuestro alrededor.

En el día a día es muy fácil perderse en ese constante ruido de negatividad y problemas pero es precisamente cuando comenzamos a practicar la gratitud que le damos un corto circuito a nuestra cabeza. Es como si le cambiáramos el cauce por un momento y en lugar de hacer más fuerte a los pensamientos negativos le quitamos el poder y se lo damos a los positivos.

Hoy en día hay muchísimos estudios que demuestran el grandísimo poder que tiene separarnos unos minutos al día y escribir un par de líneas de esas cosas que nos hacen sentir gratitud. Este hecho tan sencillo actúa directamente en nuestros neurotransmisores y transforma no sólo nuestra mente sino también nuestro cuerpo haciéndolo reaccionar rápidamente a los cambios positivos.

Para mi es algo así: Imagínate un cuarto oscuro donde el foco siempre está alumbrando a un lado y ese lado es un lado de negatividad, problemas, hastío, aburrimiento, pesadez. Ahora imagínate mover ese foco y cambiarlo al otro lado, un lado de apreciación, presencia, consciencia, agradecimiento, reconocimiento de lo bonito, de lo bueno. Practicar la gratitud estimula activamente al cerebro a buscar lo positivo.

¿Por qué debería hacerlo?


Mejora la salud tanto física como mental:
la práctica de la gratitud actúa directamente en la mejora del sueño, reduce el estrés, ansiedad y además, nos hace estar más conscientes de nuestro entorno haciéndonos apreciar, disfrutar, y mantenernos en una actitud más abierta.

Nos conecta con el mundo:
es el antídoto perfecto ante los síntomas de aislamiento, de tristeza, de “piloto automático en el que vamos haciendo cosas sin detenernos a disfrutarlas. La gratitud influye en reconocer el apoyo de otras personas, en reconocer vínculos especiales, disfrutar compañías, momentos, situaciones.

Mientras más conscientes, más presentes:
para poder realmente detectar algo por lo que nos sentimos agradecidos es necesario hacer como un repaso del día, o estar muy atentos a esas cosas que nos pasan. Es un trabajo introspectivo, de observación y no sólo de observación exterior sino también de observación propia.

Aumenta la felicidad:
apreciar lo bueno y positivo de nuestro alrededor aumenta también nuestra capacidad de asumir situaciones con más optimismo y energía.


¿Cómo hago mi propio Diario de Gratitud?


1. Decide hacerlo.
Decide conscientemente que quieres ser más agradecida o agradecido y toma acción en incorporar esta práctica en tu vida.

2. Ponte una meta. Puede que quieras comenzar por hacerlo durante 30 días, o dos meses, o seis o lo que queda de año. Pero establecer una meta te ayudará a cumplirlo.

3. Designa un cuaderno o notebook para que sea tu Diario de Gratitud. Tener un espacio dedicado a esto le da valor y al mismo tiempo te va a permitir poder leerte continuamente cuando decidas hacerlo. Puedes tenerlo cerca de tu mesita de noche.

4. Sé flexible. Escoge una hora de día para escribir cada día. Puede ser antes de acostarte, pues ya habrás tenido el día para reconocer qué te hizo sentir gratitud, ó hazlo en cuanto te despiertes y esto te ayudará a tomar una actitud más amable cada mañana ante el día que comienza. Pero sé flexible, tu decides cual es el mejor momento para hacerlo.

5. ¡Ring, Ring! Los primeros días quizás sea de utilidad crear recordatorios o alarmas, incluso un pequeño post-it en la mesa de noche es válido. Lo que sea que te ayude a recordar de llenar tu diario.

6. Sé libre:
Habrán días en los que sientas que tienes 5, 10 cosas que agradecer y otros en los que te quedarás mirando tu diario sin saber qué escribir. Sé libre y no te pongas restricciones. Si sientes que quieres agradecer más, hazlo. No te pongas presión, no sientas que es algo obligatorio, si un día no escribiste, no pasa nada.

7. Disfrútalo todo. Desde lo que pueda parecer más pequeño hasta lo más obvio. Puedes agradecer por tu trabajo, familia, un chiste que te hiciera reír, una comida espectacular, reencontrarte con alguien, ese mensaje, esa llamada, por tu salud, por poder caminar, por poder mirar, oler. Disfruta la belleza de las pequeñas cosas y contempla la belleza de las grandes cosas.

8. Sé constante. Intenta realmente incorporar esta práctica en tu vida. Dicen que para que algo se convierta en un hábito tienen que pasar 21 días haciéndolo. Pero una vez más, sé flexible. Disfruta del proceso sin que te suponga ninguna presión.

¿Por dónde empiezo?

Por donde tu quieras. Si destinaste un cuaderno para esto, ese será tu pequeño Diario. Encuentra un momento del día donde sientas mayor tranquilidad y comienza por lo más sencillo.

Cuando empieces la práctica es posible que los primeros días lleguen a tu cabeza muchas cosas y que luego sientas que las escribiste todas pero no, ya verás cómo a medida que la práctica avanza siguen apareciendo cosas increíbles porque lamentablemente estamos acostumbrados a pasar cosas por alto. Se trata de desaprender a pasar por alto y por el contrario a estar muy, muy alerta a todo lo que nos pasa. Mientras vayas avanzado en la práctica verás como día a día va fluyendo y como cada vez sentirás más consciencia de tu alrededor.

Mientras más gratitud practicamos más nos acercamos al momento presente.

Y de vez en cuando, no olvides agregarte en ese Diario. Sin ti, nada de lo demás es posible. Para ti todo existe sólo si tú estás, lo disfrutas, lo trabajas, lo vives, lo quieres, lo buscas, lo encuentras, lo tienes, lo agradeces. Sin ti, nada de lo demás existe. Agradece por ti, por tu salud, por tu vida.

El diario de cada persona será diferente. Encuentra lo que te funciona a ti y disfrútalo. Utilízalo para inspirarte, utilízalo para desahogarte, utilízalo para agradecer lo bonito y si hay días malos (porque siempre hay alguno) utilízalo para darte las gracias por vivirlo y superarlo.

Rosanna.