Cuatro Mitos de la Meditación
Cuando hablamos de meditación muchas de nuestras alarmas internas parecen encenderse.
Antes de conocer un poco más de este tema, experimentarlo, vivirlo y entender aunque sea una parte muy pequeñita de lo amplio que es, pensaba muchas de estas cosas que estoy por contarte aquí.
Pensaba que era complicado, que quizás tenía que primero practicar mi concentración o pasar mucho tiempo sentada para que mi cuerpo se acostumbrara a la posición. Sin embargo luego de darle una oportunidad descubrí una inmensa libertad en el proceso.
La práctica de la meditación se ha convertido en un tema mucho más difundido especialmente en los últimos años. Pareciera que muchos lo practican, pareciera que muchos lo implementan en su vida y en sus actividades. Pero, a pesar de esta (muy buena) popularización aún quedan algunos mitos relacionados con esta poderosa práctica.
Hablemos de unos cuantos de ellos:
“La meditación es para personas espirituales o religiosas”
¡Para nada!. Aunque la meditación fue descubierta y creada con la intención de alcanzar metas espirituales, no existe nada religioso en su técnica. Muchas personas la practican por los beneficios en su salud o por su sensación de bienestar tanto físico, como mental. Por lo que, tanto un cristiano, musulmán o budista, pueden perfectamente practicarlo sin que esto represente un conflicto con su fe.
“Mi mente debería permanecer en blanco durante la meditación”
No es cierto. Tu mente no “debería” ser nada, o permanecer en nada, ni esforzarse en estar en blanco. Sentirás que iras calmándote y poco a poco todo se ralentizará debido a que estás comenzando a relajarte y por consecuencia a pensar menos. Pero precisamente la belleza de tener este espacio para ti es tener la consciencia de cómo tus pensamientos van acercándose a ti, como se van moviendo y como sin mucho esfuerzo se van yendo, mutando a otros, dando paso a nuevas ideas, nuevos pensamientos. Unos de estos pensamientos pueden ser preocupaciones, inquietudes, inconvenientes, pero no te dejes quitar las ganas. Obsérvalos y luego déjalos ir. Lo increíble es que así como los observas llegar, vas tomando consciencia de cómo también se van de tu mente y es que (algo que quizás has oído varias veces) todo pasa. La mejor parte es que tú mismo puedes comprobar esto tan sólo sentándote unos minutos en silencio.
“La meditación es difícil”
¡No es cierto!. La meditación es un proceso. No puede definirse como difícil o como fácil. Si te interesa practicarlo, !Inténtalo!. Una de las razones por las que puede parecer complicado es porque al hacerlo nos esforzamos en que debemos estar concentrados, y como todo esfuerzo, te cansas. Al final de la sesión te sientes agotado, incluso frustrado porque no pudiste “concentrarte” como quisieras. Déjate llevar, abandónate en el proceso, trata de vivir solo ese momento sin pensar en el resultado, sin esperar la experiencia transcendental de la que muchos hablan, simplemente observa tus pensamientos sin intentar manipularlos, permíteles ser y existir. Sin esfuerzo y con una sonrisa, te prometo que estas meditando.
“Tengo que estar sentado, en una misma posición, por mucho tiempo”
No es cierto. Si decides darle una oportunidad a la meditación y quieres intentar una práctica más tradicional, lo más importante es mantener la espalda recta. No tienes que sentarte con las piernas cruzadas para poder mantenerla así, puedes incluso sentarte en una silla. Si por otro lado quieres que la meditación forme parte de tu día a día incluso puedes intentar otras técnicas como por ejemplo meditación guiada donde puedes hasta permanecer acostado.
Recuerda que este es un momento y un espacio dedicado a ti. Para cada uno de nosotros es una experiencia distinta y por supuesto, igualmente válida. Que alguien que conozcas te lo describa diferente, no quiere decir que lo estás haciendo mal.
Para que realmente puedas dejarte llevar y disfrutar de este momento intenta retirar todas las etiquetas que tienes al respecto y simplemente descubrir que te hace sentir, a ti.
Rosanna.