Pies a la pared: la mejor postura restauradora
Pies a la pared es, quizás, la postura más sencilla y aun así una de las más poderosas del Yoga.
En sánscrito se le conoce a la postura original como Viparita Karani. “Karani” quiere decir acción o gesto y “Viparita” significa al revés o invertido haciendo referencia a la forma y posición que toma el cuerpo cuando la haces.
La razón por la que se ha vuelto tan popular es posiblemente por su tan sencilla variación de simplemente poner los pies a la pared, y es precisamente esa variación la que considero una de mis posturas favoritas.
Su simplicidad la hace increíble sobretodo porque es una de esas posturas que la puede hacer casi cualquier persona y sólo necesitas una pared y 5 minutos.
Dentro del mundo de las posturas existen posturas de inversión, de equilibrio, de flexión posterior, de flexión anterior, de torsión, posturas de pie, posturas sentados, de relajación, de meditación, entre otras más. En este caso llevar los pies a la pared, es una postura que entra en el grupo de las de inversión y en las restaurativas, y no sólo porque da un descanso profundo al cuerpo sino también porque tiene un gran impacto en nuestra la mente.
Es una postura mágica para descansar las piernas, hacer una pausa y recuperar la calma. Para mi se ha convertido en un rincón de refugio, cada vez que siento que necesito una nueva perspectiva o estoy cansada busco hacerla. Para corredores, maratonistas y personas que están mucho tiempo de pie es perfecta.
Uno de sus principales beneficios se debe a que, al tener las piernas en la posición contraria a lo normal, se invierte el flujo natural del recorrido de nuestra sangre en el cuerpo y hace que nuestra circulación entre en una fase de descongestión.
Esta postura cumple gran parte de los objetivos de otras posturas de inversión como puede ser una parada de cabeza pero sin tener que pararnos de cabeza. Un par de beneficios son:
- Ayuda a disminuir la presión lumbar liberando las cargas diarias de las vértebras.
- Favorece la alineación de la espada.
- Induce un estado de descanso.
- Mejora la homeóstasis de la temperatura corporal.
- Incita a un pequeño drenaje linfático al descomprimir pies y tobillos.
- Calma nuestra respiración y nos deja con una sensación de bienestar y tranquilidad.
- Normaliza el funcionamiento del sistema digestivo.
- Ayuda a mejorar migrañas.
¿Cómo la hago?
Es tan sencillo como parece. Pero quizás algunas de estas orientaciones te puedan ayudar a que la experiencia sea más agradable.
- La versión más simple: Coloca tu mat o esterilla en el suelo y acuéstate. Busca elevar tus pies y piernas contra la pared como si quisieras hacer una L.
- Si sientes alguna molestia en la espalda baja o simplemente quieres hacer la postura más agradable para tu espalda dobla una manta o una almohada y colócala en tu espalda baja como soporte.
- Experimenta la distancia a la que debes estar. Dependerá de factores como la flexibilidad (si eres flexible podrás estar muy cerquita de la pared, sino lo eres tanto estarás más lejos). Los beneficios se viven igual y la postura es igual de correcta.
- Presta atención a tu cuello. Esta es una postura restaurativa, por lo que lo más importante es que sientas que estás bien y que por ningún motivo deberías sentir tensión en tu cuello. Asegúrate de no estar comprimiendo las cervicales. Puedes colocar un soporte también debajo de tu cabeza.
- Siente cómo tu espalda se expande en el suelo. Presta atención a tus omoplatos, si sientes que te hacen de puente para apoyar tu espalda completamente al suelo, busca separarlos y acostarte nuevamente.
- Las manos: puedes ponerlas encima de tu abdomen, o estirar los brazos a los lados del cuerpo con las palmas hacia abajo, o hacia arriba. Puedes incluso poner los brazos al lado de tu cabeza. Cualquier variación que te haga sentir más a tu gusto es correcta.
- Quédate en la postura durante el tiempo que quieras, respirando profundamente. Se recomiendan entre 5 y 15 minutos.
Para mi, se ha convertido en una postura de confort, me hace sentir bien, siento que balancea mi cuerpo y mi mente, siento que es una postura poderosa, que me lleva a tierra, me restaura, me da claridad, me alivia, me desconecta. Puedo realmente sentir como mi cuerpo baja las revoluciones y es como si mi cabeza quisiera imitar esa sensación de tranquilidad calmándose también.
Hay una frase de Buda que hace referencia a la meditación. Buda decía:
"Si no tienes 20 minutos al día para meditar entonces necesitas una hora".
Para mi no fue fácil encontrar esos momento del día que me dieran tranquilidad y no siempre son los mismos, a veces es un café, a veces es meditar, a veces es una sesión de yoga, salir a dar un paseo o poner los pies a la pared pero siempre que puedo intento encontrar esos minutos que me hagan suspirar de alivio.
Namasté.